Un llano verde rodeado de montañas, un arroyo que discurre por el valle hasta perderse en los montes, alguna que otra senda, bayas de moras y un restaurante es lo que recoge la pequeña aldea de Quintanarejo. Semejante paisaje con semejantes vistas tiene consecuencias: Es uno de los lugares que ostentan el metro cuadrado más caro de la provincia, por no decir el que más.
Si os dejais caer por allí, no dudeis en parar a comer en El Balcon de Brezal donde Jaime os deleitará con sus albóndigas de hongos con miel de hiedra, sus migas de pastor y su excelente carne a la brasa de leña servida a la piedra. El chuletón es espectacular!
El Nido de Pinares
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